El exgobernador de Sucre y exviceministro del Interior, Héctor Olimpo Espinosa, oficializó en Bogotá su aspiración presidencial con el movimiento ciudadano “La Fuerza de las Regiones”, convirtiéndose en el primer sucreño que se acerca a disputar la Casa de Nariño.

Sin embargo, su anuncio no llega sin polémica. Mientras en los medios nacionales se destacó su frase contra Gustavo Petro —“No se puede gobernar ni borracho ni trabado”— en Sucre muchos se preguntan qué tanto dejó su paso por la Gobernación y si realmente está preparado para dirigir un país.

¿Qué dejó en Sucre?

Durante su mandato como gobernador, Héctor Olimpo prometió transformaciones profundas en infraestructura, salud y educación. Pero hoy, gran parte de la ciudadanía asegura que “no se vio mucho” y que el departamento sigue con los mismos problemas de siempre: corrupción, pobreza y abandono institucional.

Esto abre la primera gran duda: ¿cómo puede garantizar cambios nacionales quien no logró que se vieran en su propio territorio?


Una gobernadora en silencio

El panorama se complica más con la actual mandataria de Sucre, Lucy García, cuyo papel aún genera incertidumbre. No se sabe si será aliada estratégica de Olimpo, si guardará distancia o si, por el contrario, representa un vacío de liderazgo en la región que deja mal parado al exgobernador.


¿Quién lo apoyará?

Olimpo plantea un proyecto de descentralización y transparencia, pero todavía no se sabe quiénes serán sus grandes respaldos políticos. ¿Tendrá apoyo de partidos tradicionales? ¿Lo buscarán los sectores que hoy se sienten alejados del gobierno Petro?

Por ahora, más que su propuesta, lo que domina el debate es la duda: ¿puede alguien que no logró despegar a Sucre convertirse en el presidente que saque adelante a Colombia?